Las interpretaciones son tan variadas como la vida misma; mejor dicho, la vida es una interpretación temporal de las ideas que surgen en nuestra conciencia.
La libertad es un tren que sigue la vía. ¿Podrá algún día descarrilar y explotar en un arcoiris de caos, placer y diversión?
Las plantas ya no realizan la fotosíntesis, ahora quedan en grupo y se suicidan. No son racistas, pero la atmósfera de negro no luce tan bien los trajes. Llueven cítricos radiactivos y la culpa no es de Dios. Existe la palabra milagro, pero los anti-milagros no son atribuidos al Todopoderoso, los anti-milagros son culpa nuestra, ¿no?
Ante la incultura sólo hay dos soluciones.
La primera, más suave, es protestar, denunciar, educar, informar. Cambiar el mundo.
La segunda es arrancarse la piel del culo y morderse la fibra muscular. Es más gore, sí, pero quién sabe. Nuestro animal interior también necesita divertirse.
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