Deseamos morir y creemos que deseamos vivir.
Observamos un cuadro y la realidad invade nuestra cabeza. Quizá la realidad sea también un cuadro y nosotros simples pinceladas de sangre seca.
La sangre también puede ser blanca.
El aburrimiento desgarra las cortinas y socava el vacío. La soledad grita y muere bajo la tierra. La hostilidad es la existencia, la existencia es la muerte.
El recuerdo es salvaje y el desierto no significa nada.
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