viernes, 7 de mayo de 2010

Chocolate y vísceras

Las sonrisas son el apéndice artístico del infierno que arde en nuestro páncreas.

Deseamos morir y creemos que deseamos vivir.
Observamos un cuadro y la realidad invade nuestra cabeza. Quizá la realidad sea también un cuadro y nosotros simples pinceladas de sangre seca.

La sangre también puede ser blanca.

El aburrimiento desgarra las cortinas y socava el vacío. La soledad grita y muere bajo la tierra. La hostilidad es la existencia, la existencia es la muerte.

El recuerdo es salvaje y el desierto no significa nada.

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